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Prendido de importancia capital,
ceño altivo, rey de mirada vana;
henchido de grandeza casquivana
no pareces sino un pavo real:
jefe. Supergenio del ideal
del yo. De tu cuerpo rechoncho emana
el olor del sobresueldo. Galana
no es tu buena suerte de principal,
y poco noble la forma rastrera
con que tratas al pobre despojado.
No hay por tu carácter fatuo siquiera
la altura del portero mal pagado,
ni la luz, que el sol para sí quisiera,