POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Blanco negativo
19. ECOS DE VIDA
Siempre de rodillas.

© Enrique Alcalá Ortiz



 

Es una sala pequeña,

casi cuadrada

alumbrada con bombilla mortecina

de cuarenta voltios

colgada de un marfileño cable

retorcido en sí mismo.

Un ventanuco ayuda con resplandores

en momentos de sol radiante,

y en días de nubes oscuras.

 

Un rincón,

y en el rincón

una mesa tosca, artesana,

de nogal de huerta,

sobre la cual descansa una radio.

Es una radio antigua

comprada de saldo,

pagada a plazos,

cuando los plazos eran puñaladas

y no espacios de tiempo

entre un pago y otro,

donde se oye machaconamente

a Manolo Escobar, el Grande,

el invariable, el que alucina

a un pueblo ansioso de sueños y poesía;

donde además se escucha,

por siempre jamás,

por jamás y para siempre

el monótono Parte Nacional

botafumeiro de gestores elegidos

a dedo de fusil.

Sobre la radio un florero

con flores secas, marchitas,

azucenas, según creo,

aunque pueden ser lilas,

geranios de la maceta cultivada

o amapolas salvajes de los ribazos.

En otro rincón, pegada

a un frío testero, se encuentra

cuando entras, a derecha,

y a la izquierda cuando sales, una cama...

Es la dicha resumida,

es el lecho, es la vida, es el descanso,

es el amor su imperio.

¡Esta cama con sus sábanas amarillas

y su colcha apolillada!

¡Qué descanso cuando se siente

el roce de su miseria pegada!

Sobre la cama una cruz

de palo, fe de pobre.

Fe que espera la salvación

en esa cruz de madera.

Sobre la cruz, días de invierno

han pasado. Tiene polvo.

Es lo cierto. La miseria, la desgana,

la pobreza, la pereza.

la desesperación en esta sala

que era corral en otro tiempo.

Convertida hoy en dormitorio,

comedor, sala de estar, cocina,

recibidor y hasta W.C.

Junto a la cama, una silla de anea

con parque zoológico interior.

Tiene historia esta silla amarilla

por los años que ha vivido.

-¿Hay río? No lo hay.

-Pero hay un barco, según veo.

-¡Por Dios!, no es un barco, señor,

es un moisés.

-¿Un moisés?

-... Eso creo.

En ese moisés hay un ángel

cantando glorias a Dios.

Vaya a ver.

Pero calla, oigo, oigo...,

-¿Eres feliz, mujer?

-Sí, ¿y tú?

-Ya lo ves...