POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Casi una nube
13. CASI UNA NUBE (XIII)
Poemas: 61. Vestido. 62. Sombra de luna. 63. Desbrillada. 64. La fuente, la niña, el pájaro. 65. Un poco de amor.

© Enrique Alcalá Ortiz



 

61. VESTIDO

Me vestiré de nuevo para verte.

Es un homenaje que te haré,

que me imaginaré,

porque para mí

es una fiesta tu presencia.

Para mí es una celebración tu figura.

Para mí es un jolgorio tu visión

de mujer dueña.

 

De joven irresistible

que me ocupa el completo

de una forma total y absoluta.

Se llena todo mi contorno

con los deseos

del hombre que te ansía.

 

Me pondré las mejores galas.

Las que me pongo los domingos

y en las bodas

de los amigos ausentes.

Esta figura nueva,

hará que me mires

sorprendida e interrogante.

 

Es, -será- mi sorpresa de pájaro plumero.

Recoge el lenguaje de mi vestido

que te ofrezco

en el domingo de estas ropas nuevas

y poco usadas.

 

62. SOMBRA DE LUNA

 

Sombra de la luna,

¿quién te pillara

para hacerme un abrigo

que me tapara?

 

Sombra de la luna

con la que arropo

este cuerpo mío

desde que es novio.

 

¡Ay, qué frío

toda la noche esperándote

junto al río!

 

¡Ay, qué espera

toda la noche pensando

si yo pudiera!

 

 

63. DESBRILLADA

 

No áureo tu aspecto,

mas brillo de plata

en tu piel.

 

La tarde sin día ni noche

no sabe

por donde andar,

si tirar para el blanco

o caminar hacia el negro.

 

Dorarte tu cuerpo de sol

de agua comprometida

o reflejar el brillo

que despeja.

 

No transparente tu cara.

Sin luz que asombre tu aspecto.

 

La noche se tragó a la tarde

El amor se hizo aún más.

 

Umbrosa tu cara.

Oscura en secretos.

Desbrillada.

 

 

64. LA FUENTE, LA NIÑA, EL PÁJARO

 

-Río, ¿adónde vas?

¿Tu camino, cuál es?

-Mi rumbo de plata

el cauce espumoso

que la fuente mana.

 

-¿Adónde vas, niña?

¿Qué vereda es la tuya?

-Yo voy con mi cántara

por la senda verde

a la fuente clara.

 

-¿Dime pajarito,

y tú qué harás?

-Sin pensarlo un momento

volaré por las ramas

y cantaré a la niña

que va a la fuente clara.

 

65. UN POCO DE AMOR

 

Con tu desdén traicionero

y tu juego angelical,

he quedado prisionero

por la  culpa involuntaria

de quedarme poseso

y sin voluntad para discernir.

 

A las mariposas

que corren tras de ti

que no las quieres atrapar,

dale caja y alfiler en tu colección

y busca voladores sin metamorfosis.

 

Ocúpate de otra cosa,

haz algo de mujer ya,

y deja a las mariposas

su vuelo zigzagueante.

 

¡Busca voladores sin metamorfosis!