POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - La pasión cofrade de Priego
01. ENTRE PALMAS Y OLIVOS
La Pollinica.

© Enrique Alcalá Ortiz



 

Nace la luz un domingo

entre olivas y palmas.

Los vítores y alegrías

reposan sobra las caras.

 

Conquista Jerusalén,

sin derribar sus murallas,

sobre lomos de un borrico,

y sin esgrimir una espada.

Ese Jesús de María,

líder de miles de almas,

es coronado en triunfo

mientras despacio cabalga.

El pueblo le sale al paso

y todos a una le cantan

himnos de salutación

y mil salmos de alabanzas.

 

Deja el polvo del desierto

y tentaciones frustradas.

Mundo, demonio y carne,

se quemaron en la fragua

de ese fuego divino

que de su padre heredara.

 

La Pollinica resiste

como si fuera una jaca.

A un paso le sigue otro,

de bronce y gris son sus patas.

 

Unos le piden salud,

otros ruegan una dádiva,

otros recuerdan al hijo

que vive en tierra extraña.

Otros le toman por Rey

y desean construir lanzas

para expulsar de sus tierras

a las legiones romanas.

Sólo él es consciente

de que las glorias son vanas

y sabe que le esperan

unas sangrientas jornadas.

 

El sol derrite la arena

mientras la ciudad le canta.

Ojos de envidia se esconden

en las puertas y ventanas,

esperando la ocasión

de consumar la venganza.

 

Conquista Jerusalén,

sin derribar sus murallas,

sobre lomos de un borrico,

y sin esgrimir una espada.