POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Romances para personas conocidas
09. BALADA DE UN VIAJE
Viajes.

© Enrique Alcalá Ortiz



 

Ay, cura de l'Alminilla,

Dios bendiga tu estampa;

que hagas muchas excursiones

por las rutas marianas.

 

En el Club Marítimo hoy

me pidieron unas damas

que hiciera unos cortos versos

al cura que nos comanda.

Por ser obediente y fiel,

entre menestra y pescada,

se derramaron amores

en medio de esta romanza.

 

Era el veintiséis de julio

a las seis de la mañana

cuando en el pueblo se duerme

y los gallos se levantan.

Cada tipo con su número,

cual si fueran alpargatas,

nos diste con la justicia

que salía de tu vara.

Camino de Cataluña,

con la comida en La Mancha,

llegamos a Barcelona

a la casa salesiana.

Entre jardines y peces

el Valle de Hebrón nos guarda.

 

Y por la noche las fuentes

nos regalaron el agua

entre colores y músicas

y la enseña catalana.

Pujol se quedó tan lejos

que parecía una rana.

 

Ay, cura de l'Alminilla,

Dios bendiga tu estampa;

que hagas muchas excursiones

por las rutas marianas.

 

Los Pirineos tan altos,

como de Jacob la escala,

nos pusieron los... latidos

en el centro la garganta.

En Baqueria Beret, quietas,

las telesillas aguardan

a sedientos andaluces

de las montañas nevadas.

¡Cura!, besos de contento

te ennoblecieron la cara.

 

En Andorra, calor, las compras

y hacia Lourdes de la Francia.

Bon jour, s'il vous plait, mademoiselle,

au revoir, monsieur, madame,

y las antorchas que alumbran

en multitud la explanada.

 

Súplicas al cielo suben

mientras las botellas de agua

rellenan las ilusiones

de los millones que claman

donde Bernadette Soubirous

a la Virgen contemplara.

Las oraciones son bálsamo

para cuerpos y para almas.

El Gave refleja luces

que se incrustan como dagas.

 

Ay, cura de l'Alminilla,

Dios bendiga tu estampa;

que hagas muchas excursiones

por las rutas marianas.

 

En Panticosa, los lagos,

los abetos, las montañas,

camino de Zaragoza

donde el Pilar nos  aguarda

y también habitaciones...

de cuatrocientas mil camas.

Las hermanas nazarenas

elevan a Dios plegarias...

Lejos resuena una jota

por nuestro guía cantada.

 

Esta es la primera parte,

la segunda, en nuestra casa.

Para Enrique Díaz Oria

suenen muy fuerte las palmas[1].



[1] Zaragoza, 1 de agosto de 1995. El estribillo era cantado por el público asistente.