POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Soleares de la juventud
12. COMO LA RAMA EN LA ALBERCA (II)
Soleares del amor primero.

© Enrique Alcalá Ortiz



 

221

Me persiguen los errores,

que yo no tengo remedio

con las equivocaciones.

Que yo no tengo remedio

cuando busco los amores

algún resbalón me encuentro.

 

222

Me dicen que tú dijiste

que era un árbol frondoso

pero con pocas raíces.

Yo no soy palo boscoso,

sino lechuga de huerta

con un muy rico cogollo.

 

223

Te estás ganando que yo

con la fuerza de un novillo

te aseste un empujón.

 

224

Ese sol que te alumbraba

era un sol que no tenía

la calor que te faltaba.

La calor que te faltaba

para venirte conmigo

en la grupa de mi jaca.

 

225

Hemos llegado a un punto:

que no hay luz que nos alumbre

para deshacer el nudo.

 

226

Me hicieron un borrador

con un proyecto inconcluso

que no firmamos los dos.

 

227

Lo que había deseado

de esta suerte se acabó:

esfumándose a lo alto.

De esta suerte se acabó

lo que había deseado

y que pronto se esfumó.

 

228

No me presentes porqués

que yo no tengo respuestas

pa lo que quieres saber.

 

229

¿Por qué no quieres que tenga

ese cuerpo de mujer

para que yo me entretenga?

 

230

Cuando te besé aquel día

me parecieron tus labios

el jardín de las delicias.

 

231

Tápate que no te vean

esa cara que parece

que va pidiendo la guerra.

 

232

Yo buscaba aquellos gozos

que quería conseguir

y que tú has dado a otros.

 

233

Yo me he de quemar ahora

con este amor que me asfixia

y que con fuerza me ahoga.

 

234

Tú me enseñaste a pensar

que con el viento más rápido

más pronto se llegará.

Que con el viento más rápido,

pleno de velocidad,

el pensamiento es más claro.

 

235

A los trece desperté

a lo que llaman amor.

A los treinta me casé.

De trece a treinta viví

de cabeza todo el tiempo

sin saber que estaba aquí.

Desdichado quien esto hizo:

esos años que yo estuve

cercado por el instinto.

Sin poder dar rienda suelta

a lo que me regaló

la madre naturaleza.

A los trece desperté.

¿Quién me devuelve los años

que parado me quedé?