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Como hemos visto más arriba Rebeca logró zafarse de los manos de sus paisanos y darse a la fuga, lo que demuestra una capacidad innata para las escapadas. Pero pronto sería cazado, puesto que más tarde nos lo encontramos viviendo en la cárcel de Baena (Córdoba). Allí pone de nuevo en práctica sus habilidades y logra fugarse saltando la tapia del recinto:
?FUGA.- El día 7 del actual se fugó de la cárcel de Baena el ladrón Francisco Sánchez Mérida (a) Rebeca. Verificó la fuga al amanecer del citado día por el tejado que comunica con el patio de dicha cárcel que ofrece grandes facilidades para ello por ser de poca altura y existir un montón de piedras adosado a la pared en uno de los ángulos del mismo y a cuyo patio salió con permiso del vigilante Francisco López Salas con objeto de verter aguas. El vigilante no lo acompañó?. (El Defensor de Córdoba, 1906).
Considerando el cerco que existía a su alrededor para darle una pensión vitalicia, se oculta en Jaén durante un poco tiempo. Y allí, en 1908 va ser capturado, ni sin antes ser protagonista de una escena de verdadera película policíaca este capitán de partida que merodeaba por la provincias de Córdoba y Jaén y que es el último en caer del grupo.
?BANDOLEROS.
He aquí la forma en que da cuenta de la detención ?El Liberal de Jaén?:
?Debido al gran número de rateros que abundan en esta población, el teniente coronel de
Hace algunos días que el referido cabo se personó en la calle de los Huérfano, núm. 4, donde vivían varios gitanos, a los que obligó a abandonar la capital, encargando a la cabeza de casa que no alquilara habitaciones para gitanos, por ser estos, por lo general, gente de mal vivir.
La referida dueña manifestó al cabo que en su casa sólo vivía un sujeto que parecía buena persona, el cual, en unión de su mujer, ocupaba algunas habitaciones hacía pocos días. El cabo preguntó por el aludido sujeto, y no encontrándose él en casa tomó declaración a su mujer, que dijo llamarse Dolores González y su esposo Antonio Castro Ayala, naturales y vecinos de Bujalance, manifestando que, si su esposo no trabajaba en la actualidad, era porque tenía un dedo malo.
Como los informes citados no dejasen muy satisfecho al cabo, parece que telegrafió al jefe del puesto de
Acompañado del guardia Fernando Casani, dirigióse el cabo Figueras a la calle de Quero, número 10, encontrando a la que decía llamarse Dolores González en la puerta de la casa.
Al preguntar por su marido, ella, después de algunas vacilaciones y de hablar en voz alta, sin duda para ser oída, terminó diciendo que se hallaba enfermo en cama. Entró la pareja en la habitación, donde en el lecho, y al parecer enfermo, encontrábase el sujeto que buscaban, al que participaron que tenían que hacer un registro.
Contestó éste que podían efectuarlo.
Mientras el cabo practicaba el registro, el guardia que le acompañaba se quedó en la puerta de entrada, mirando hacia la cama del enfermo, y le pareció advertir que éste hacía ciertos movimientos con el brazo derecho, debajo de la sábana, viendo, asomar entre las ropas el cañón de un revólver, dirigiendo la puntería hacia el cabo, que se encontraba de espaldas practicando el registro.
El guardia Fernando Casani, al observar aquella actitud, arrojóse sobre el fingido enfermo, encontrándole con el revólver en la mano, e instantáneamente dirigió la puntería al pecho del guardia, que trató por todos los medios de arrebatarle el arma.
Apercibido el cabo, tomó parte en la lucha, y entre ambos pudieron reducir al bandido, no sin salir herido el cabo en la mano izquierda, levemente, y el guardia con algunos mordiscos.
Atado convenientemente, fue conducido el rebelde al cuartel de
Inmediatamente, por el celoso cuerpo de
Aunque al principio sostuvo el preso llamarse Antonio Castro, terminó manifestando que su nombre verdadero era Francisco Sánchez Mérida (a) Rebeca, fugado de la cárcel de Baena.
Atado y convenientemente conducido, ingresó en la cárcel Rebeca el pasado viernes, a las cuatro de la tarde, donde el sábado, a las diez y media de la mañana, se personaron el Fiscal de esta Audiencia, señor Gadeo, y el Juez de Instrucción, señor Rodríguez, practicando las primeras diligencias.
Rebeca tiene unos treinta años de edad. Es moreno, más bien alto que bajo y de fisonomía bastante simpática.
Preguntado por nuestro director si había pertenecido a la partida del Vivillo, díjole que ni lo conoce siquiera; que hace sólo unos dos años que se echó a caballista, en unión de Antonio Mata, Reverte y Pedro González, Pepino Chico; que en la provincia de Jaén, término de Alcaudete, cerca del río San Juan, y en una casería, tuvieron un tiroteo con
Dice que su mujer se llama María Ruiz, siendo ambos naturales de Fuente-Tójar, provincia de Córdoba.
Tiene dos hijos, uno de siete años y otros de nueve meses.
Durante su captura, en esta, su mujer se fugó, sin que hasta la fecha haya sido encontrada. Al manifestarle nuestro director que en los periódicos, al ocuparse de la partida del Vivillo, se aseguraba que su teniente se llamaba Rebeca, dijo que él tenía noticias de que existía otro Rebeca, de unos cuarenta años de edad, que actuaba con el Vivillo; pero que él no perteneció a su partida.? ?El Liberal de Jaén?. (Diario de Córdoba, 1908).
¡La mujer se escapó! Es que lo llevan en la sangre esta familia.