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A principios de enero de 1933, se forma una comisión depuradora formada por los concejales
En el informe que José T. Valverde manda a la Junta Provincial de Beneficencia, acusa al alcalde, Francisco Adame, diciendo "que si acredita la terquedad de su inspirador no le revela como hombre de grandes iniciativas, pues la denuncia no es, en definitiva, sino una mala reproducción de la presentada por la Alcaldía en 29 de septiembre de 1931 (...)". Después, con una claridad meridiana pasa a rebatir, punto por punto, todas las acusaciones, explicando cómo la administración del Hospital de San Juan de Dios, a principios del presente siglo, dependía del Ayuntamiento, pero debido a su mal funcionamiento, en 1900, por medio de una Real Orden, se creó una Junta de Patronos para el gobierno de la Fundación y en las sucesivas renovaciones se habían cumplido a rajatabla los reglamentos. Para continuar demostrando que muchos rectores eran adeptos a la República y terminar exponiendo que no podían presentar un caso en el que por motivos políticos se hubiera atendido o dejado de atender a un enfermo o herido. Como en las anteriores circunstancias, el Patronato Provincial no tiene en cuenta las acusaciones y los patronos siguen en sus puestos[1].
LA SANTERA DEL CALVARIO
Este caso fue una extrapolación de los enfrentamientos entre nuestros dos grupos en el que de cierta manera se vio implicada la iglesia, puesto que el hecho sucedió en la ermita del Calvario. El acontecimiento acaeció ya bien implantada la II República en un frío mes de febrero del año 1934. Por lo visto, el domingo de Piñata, la santera había celebrado la boda de un familiar en su casa habitación de la ermita y la Cofradía de los Dolores la acusaba de haber dado un baile en el interior de la ermita. Reunida la Directiva, y estimando que el caso era de una gravedad extrema, acuerdan la destitución de la santera, le quitan las llaves de la ermita y tapian la entrada que comunicaba la casa con la iglesia. Pues aunque también aprueban la expulsión de la casa vivienda adosada a la ermita que habitaba la santera, ésta no se marcha al principio, ya que encuentra un defensor en
DE "CASINO A "CIRCULO", Y DE "CIRCULO" A "CASINO"
En uno de los puntos anteriores titulado En el Casino de Priego hemos tenido ocasión de ver como en el año 1909 se nombra a don Niceto socio de Mérito de la Sociedad "Casino de Priego". Esta distinción nunca la perdería, lo que sí perdería sería el nombre del Casino. Vimos como en plena euforia republicana, el año 1932, siendo alcalde y presidente del Casino Francisco Adame, se llama al casino "Círculo Alcalá‑Zamora" para posteriormente quitárselo en el año 1937.