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La corta distancia que nos une y separa de
Para ir a Córdoba tenemos dos direcciones: Cabra, Baena; pero para Granada, la segunda ciudad más visitada por los priegueños, sólo podemos tomar esta reliquia arqueológica, comparable en curvas voluptuosas con la carretera de Loja.
Cuando se cabalga en coche por esta senda mareante, después de innumerables vueltas de ovillo de lana, y se ha dejado ya atrás Almedinilla, la escondida, aparece de una manera súbita, en una recta de desahogo, la imponente mole de una cresta de gallo montañosa, coronada por una muralla de piedra ocre-amarillenta-grisácea, y sobre ella como un diamante de contraste, la ruinosa torre, mas erguida y recia, de lo que fue antaño sede y centro del poder religioso y social más importante de la comarca: la Alcazaba o Castillo de la Mota, y encerradas en sus murallas la Iglesia Mayor de Santa María, y una muestra de arquitectura urbana hispanoárabe, gótica y renacentista, pruebas pétreas de un activo y glorioso pasado de la antigua ciudad de
Hoy el acceso en automóvil es posible. Después de una empinada cuesta, se llega, a través de la Puerta de Santiago a una gran explanada, justo enfrente de la Iglesia Mayor, donde estaba situado el cementerio de la ciudad. En un ligero paseo se contempla la Puerta de las Lanzas, lugar de reunión de las milicias alcalaínas; el alhorí, depósito de trigo; la Torre de la Imagen, camino de entrada a la plaza; el Albaicín, trozo de camino entre murallas de acceso a la ciudad; el Arco del Peso de la Harina, que da paso a la Plaza Alta, frente a la fachada meridional de la Iglesia Mayor Abacial, es decir, los importantes y bellísimos restos del edificio renacentista. Junto al claustro, se halla la Capilla del Deán, y adosado a la cabecera de la iglesia: el Ayuntamiento o Casas de Cabildo. Todo este conjunto, y los restos de la ciudad antigua, estaba fuertemente guardado por las Torres del Homenaje, la del Pendón, de la Vela, Mocha, de la Cárcel y la llamada de la Justicia. Formando una imponente mole amurallada que, aprovechando la superficie peñascosa, abrupta y escarpada del cerro, convertía a esta fortaleza-ciudad en un objeto verdaderamente inexpugnable. Lo que explica que permaneciera en manos castellanas desde el día 15 de agosto de 1341, fecha en que fue conquistada por Alfonso XI[1].
El primer documento escrito en castellano de una relación entre Alcalá de Benzayde -así se llamaba
De esta forma ambas villas firman un tratado de extradición para defenderse de los malhechores y ladrones. Para eso, en este punto, Priego renuncia a su propia jurisdicción, y subordina su autonomía y su individualismo al mejor orden de la comarca[2].
Esta hermandad entre villas o ciudades colindantes está dentro del marco de lo que se llamó Hermandad Vieja, cuyos fines eran la persecución y captura de delincuentes. Fue regulado su ordenamiento por Pedro 1 en las Cortes de Valladolid y reorganizadas por Juan 1 en las Cortes de Segovia de 1386, para su aplicación en todo su reino. Finalmente, los Reyes Católicos la transformaron en la Santa Hermandad, -germen de lo que después sería la Guardia Civil- dándole un carácter de verdadero cuerpo policial.
No obstante esta relación política -prueba ya de una depurada madurez social en las postrimerías de la Edad Media- no fue la más importante de las que existieron entre las villas de Alcalá y Priego. Estas estuvieron unidas por un fuerte lazo, dentro de una poderosa e influyente organización eclesiástica.
[1] JUAN Y LOVERA, Carmen:
[2] JUAN Y LOVERA, Carmen: Hermandad entre