© Enrique Alcalá Ortiz
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arecía ya que con la última intentona por parte de
A mediados de 1904 se recibe una comunicación del Gobernador en la que participaba que había aprobado el pliego de condiciones para la subasta del contrato. Se abre el plazo para que presentaran las plicas los licitadores y se celebra el concurso el 11 de julio de 1904. Pero en los cinco días siguientes a la subasta todos los licitadores, excepto el adjudicatario, presentan recurso ante el Ayuntamiento que celebra una pronta sesión para conceder el contrato de una forma definitiva, y responder a los recurrentes.
Abre la acalorada sesión el Sr. Serrano Sol quien solicita de
La primera instancia que se vio estaba presentada por don José Palacios, y es desechada su proposición por no ajustarse al pliego de condiciones. La siguiente solicitud era de doña Francisca Castillo, en la que manifestaba que las proposiciones que presentó en el acta de la subasta no le fueron admitidas por la sola razón de no llevarlas personalmente ni de autorizar con poder especial a los representantes de los pliegos cerrados, que fueron don Francisco Máez y don Martín Alcalá-Zamora. Se le contesta que a juicio de
Este fue pues el último paso que dio principio a la instalación del alumbrado público por medio de la electricidad. El acto inaugural se celebró el día 1 de octubre de 1904, en la plaza del Paseíllo, con la asistencia de las autoridades, los ocho mayores contribuyentes, el gerente de la sociedad arrendataria y un numeroso público de vecinos que habían acudido a presenciar el histórico momento y que lanzaron un grito de admiración y espanto cuando se encendieron súbitamente con luz deslumbradora, ante sus abiertas pupilas acostumbradas al candil y al quinqué, una guirnalda de bombillas que lucían un dibujo en el que se leía: "Viva España". Una salva de aplausos cerró el histórico acontecimiento de la llegada de la luz eléctrica.
D. Antonio Carrillo, artista de la madera, nos cuenta que su madre doña Isabel Carrillo Ordóñez, que vivía entonces en
El Gobernador Civil, que fue invitado al acto, excusó su presencia con el siguiente telegrama: "Con mucho gusto asistiría hoy al solemne acto de inauguración del alumbrado eléctrico si no me lo impidieran obligaciones imprescindibles. Muchas gracias al digno Ayuntamiento por su invitación y mi enhorabuena por haber sabido dotar a esa ciudad de un servicio tan importante"[2]. El alcalde don Trinidad Linares Martos podría sentirse satisfecho, este año había inaugurado también la baranda del Paseo Adarve, donde había quitado el antiguo poyo y arreglado el firme del suelo poniendo un duro arrecifado. Al terminar el otoño de 1904 la mayoría de las casas habían instalado aquella bombilla, que inventara Edison en 1878, dentro de la cual había un filamento que al paso de la corriente eléctrica se ponía incandescente. Mucho más tarde llegarían nuevas técnicas que empleaban lámparas de descarga y sobre todo, lámparas fluorescentes.
Contemplando la feria del año siguiente escribió don Carlos Valverde las siguientes palabras: "(...) la mezquina y pestilente iluminación compuesta de candiles humeantes y chorreantes con que los feriantes se alumbraban antes, es suplida por intensos arcos voltaicos que con sus oleadas de luz parecen perpetuar el día (...)"[3]. Una frase hiperbólica y exacta que llevaba el museo de antropología cultural, entre otros utensilios, al prehistórico candil de aceite.
[1] A.M.P.: Actas del 6 de junio de 1904, 20 de junio de 1904 y 18 de julio de 1904.
[2] A.M.P.: Acta del 3 de octubre de 1904.
[3] VALVERDE LÓPEZ, Carlos.: Gaspar de Monte//ano. Edición de Adarve, página, 266.