PRIEGUENSES EN LA HISTORIA - Carlos Valverde López
A DON MANUEL REY CABELLO
Poesía festiva. Ingenioso romance en esdrújulo.

Carlos Valverde López

                                                      

         He recibido la epístola

         ¡Oh compañero perínclito!

         Que usted dirigióme a Málaga

         Llena de ingenio finísimo;

         Y a tan felices esdrújulos

         Debo contestar solícito,

         Si no con su numen óptimo,

         Con mi cacumen que es ínfimo.

         Dice usted que van poniéndose

         Tan altos ya los artículos

         De la despensa doméstica

         Que sale el comer carísimo.

         Que todo está?, por la atmósfera,

         Por los espacios olímpicos,

         Por las regiones esféricas

         Y por los cielos empíricos.

         ¡Hombre!, me deja usted atónito;

         lo que cuenta es terrorífico.

         ¿A qué obedece esa súbita

         Elevación de adminículos

         Y especies que en otras épocas

         Se compraban casi ad líbitum?

         ¿A que el año es malo? Niégalo.

         Si el año, amigo, es magnífico;

         Si están los campos pletóricos;

         Si está lloviendo al unísono

         Lunes y martes y miércoles,

         Y luego el sol sale límpido

         Jueves, viernes y sábado.

         ¿Dónde está el mal año? Dígalo.

         ¿Al tiempo en que estamos? ¡Cáspita!

         Si estamos en tiempo místico

         Y por razones potísimas

         Hay que ser sobrios y frívolos,

         Parcos, templados y módicos

         En el comer, siendo lícito

         A lo más huevos y espárragos

         Y a lo menos leche y nísperos.

         Si el comer carne es escándalo,

         Y carne y pescado es híbrido

         Que a fuer de buenos católicos

         No consumimos beatíficos.

         ¿Cómo cuando menos gástanse

         tan nutritivos artículos

         suben el precios a los géneros

         hasta ponerlos carísimos?

         ¿Será por la guerra? ¡Música

         Celestial! Eso es ridículo.

         Si están entrambos ejércitos

         Llenos de soldados tísicos

         Porque la ración es mísera

         Y es el alimento efímero?

         Además, ¿y los cadáveres?

         ¿También comen? ¡Por San Críspulo!

         Pues si dicen los periódicos

         Que los muertos son muchísimos,

         A millones, un sinnúmero.

         ¿No parece jeroglífico

         Pagar por comer el máximun

         Cuando se consume el mínimun.

         Nada, amigo, desengáñese;

         Tal alarma es un equívoco,

         O mejor dicho, es un tópico

         Que ya es en España típico

         Una de tantas farándulas

         Como inventan los políticos

         Para hacerse los simpáticos

         Siendo tan solo unos pícaros,

         Y lograr por arte mágica

         Los cargos presupuestívoros

         Tal es el recto diagnóstico

         Que hago en este caso clínico

         Creyendo que el mismo Hipócrates

         No lo hiciera más verídico

         Con lo cual y deseándole

         ?In corpus et in espíritu

         Salutem et longanímitas,

         (No longanizas, carísimus.)

         Sabe que le quiere in péctore

          Su amigo, más afectísimo[1].



[1] ?Patria Chica?, número 6, 31 de marzo de 1915.