© Enrique Alcalá Ortiz
La marcha de un colectivo de más de cincuenta personas lleva consigo muchos problemas que hay que ir resolviendo día a día. Buscando y dándole una solución como mano izquierda o derecha, según las circunstancias, y siempre procurando que los enfados consiguientes no provoquen deserciones, puesto que uno de los problemas latentes de este grupo tan variopinto formado por mujeres y hombres de todas las edades es la nueva incorporación de miembros. Es difícil encontrar personas dispuestas a sacrificarse al menos durante dos días a la semana, y después en innumerables conciertos, sólo y exclusivamente por amor al arte. De una dedicación meramente vocacional, las satisfacciones vienen de la obra bien hecha y participar en la convivencia del grupo, ya que sueldo, poco y en forma de gratificación, sólo lo percibe el director y en casos puntuales el pianista acompañante.
Para regular los pequeños conflictos cotidianos necesitaban unas normas básicas por las que habían de regirse, con el objetivo de hacer más operativo el trabajo, hacerlo más fácil y conseguir la máxima eficacia con el mínimo esfuerzo, el presidente, acompañado de su Directiva, elaboró unas Normas de Régimen Interno, anteproyecto que se repartió entre todos los miembros para que fuera leído, estudiado, corregido y ampliado, y tras su redacción definitiva, aprobación y puesta en vigor. El 21 de septiembre de 1991 se difundió el borrador.
El anteproyecto recogía los epígrafes Normas generales, De la asistencia a los ensayos y conciertos, En los ensayos, De los trajes, Del Archivero, Jefes de Cuerda, De los viajes, convivencia y su encargado, Miembros ausentes, y Artículos transitorios. En ellos se establecía la obligación de los miembros de trabajar por el engrandecimiento de
Los trajes existentes y los que se compraran en el futuro eran propiedad de
El Archivero nombrado en Junta General, tendría al día todas las partituras, haría las fotocopias, tendría en perfectas condiciones el archivo, y entregaría y recogería las partituras a los jefes de Cuerda.
También
Se nombraba un encargado de viajes y convivencias. A éstas tendrían derecho a asistir los familiares que convivan con los miembros del Coro, o novios/as reconocidos públicamente, reservándose
Respecto a los miembros de ausentes, tendrían los mismos derechos y obligaciones que los residentes, pero para actuar en Navidad o mayo deberían haber asistido al menos a tres ensayos generales y para las excursiones con cargo al Coro, se estudiará por
Con la perspectiva del tiempo, se contempla que quizás fueran demasiados artículos y que la mayoría de ellos ni siquiera serían leídos y muchos menos cumplidos, pero en fin, los cambios empiezan por los sueños, los resultados como el crecimiento de los olivos van llegando lentamente.