JOSÉ ALBALÁ MORAL
Plaza callada,
Fuente cantora
y a toda hora,
que tal vez llora...
Caños a coro,
en armonía,
la melodía
de ese tesoro
único extraño,
que cuenta un año
de días sus caños.
¡Qué chorros de oro
constantemente
miles de años
de agua excelente!
Plácido juego,
cristal tesoro,
dónde se mira
Adarve Priego
desde que no es moro
libre de ira...
Callada plaza,
cantora Fuente,
do se solaza
Priego esplendente,
donde se mecen
artes, virtudes,
y crecen, crecen,
no palidecen luz
ni actitudes.
Toda ambrosía
pimienta, sal,
amor, poesía,
lira ideal,
un paraíso
que Dios le quiso
a Priego dar.
Fuente del Rey,
tú eres la reina
de tu gran grey;
tan singular,
que a la cisterna
no das lugar.
Siempre constante
tu dulce canto,
balada o llanto,
como el amor
que expresa el canto
del ruiseñor[1].
[1] Valencia, diciembre de