JESÚS ARROYO MORENO
A
Doloroso, ermitaño,
alimento espiritual,
afluente y manantial,
que siempre una vez al año,
recoges a tu rebaño
y olvidas la soledad,
cambiando en felicidad
el rostro del emigrado,
que te observa emocionado
y llora su mezquindad.
A ANFITRITE
Al pie de sierra andaluza
donde el agua nunca cesa,
se mira en limpio espejo,
Anfitrite, la más bella.
Y aunque parezca tan fiel
que a Neptuno siempre vela
con su llama, incolora,
creo que en ella se libera,
y algo la maravilla:
¡el pasear su belleza por
Tantos inviernos de frío,
venciendo juntos tristezas,
sin calor de enamorados,
sin tener luna ni estrellas.
Desde el hechizo marmóreo
ella aguanta, sufre y reza;
oración, dolor, silencio
le hicieron su prisionera.
y algo le maravilla:
¡el pasear su belleza por
Podrá pasearse por Priego,
cuando rompa su cadena:
?no haber agua donde verse??
Sequía, quimera, sueña
desde tiempo inmemorial.
-No te me vayas mi nena!
(ruego eterno de Neptuno).
-¿Qué haré yo sin compañera?
Y algo le maravilla:
¡el pasear su belleza por
AL CASTILLO
Tu figura
glosa de eterna bravura,
te hace sentir orgulloso;
sin hacienda
y aún no sueltas la rienda
de defensa a este dichoso
pueblo mío,
cristiano ?y no judío-
que aunque parece te olvida,
viejo amigo,
de tiempo y amor testigo,
siempre estarás en su vida.