POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - El viejo olivo
06. SUDORES CALIENTES

© Enrique Alcalá Ortiz



         Me suda el olivo por todas partes de mi cuerpo, por todas las lenguas de mi alma.

         Me sudan las hojas que son como ojos de serpiente que hubiesen perdido el dueño que las poseyó.

         Me sudan pecíolos como comas ortográficas para descanso de lectura a la hora de leer tanta hoja pegada.

         Me sudan ramas que soportan tanta hoja con tanto pecíolo.

         Me sudan olivas.

         Me sudan olivas ovaladas, esféricas, narigudas, chatas, verdes y moradas que son objetivo final de tanto desvelo, de tanta especulación, de tanta riqueza, de pobreza tan enorme y desproporcionada.

         Me suda olivo caliente y olivo frío, mientras permanezco inmóvil y sin hacer ejercicios de gimnasia sueca para producir ese sudor.

         Un sudor recorta mi figura de campesino andaluz esperanzado, y ese líquido alcalino se hace sal de oliva para protegerme.