POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Chaparrada
07. EL ARCO DEL AGUA (1)

© Enrique Alcalá Ortiz



25. DETENTE, QUIETA

 

         Agua abierta,

fuente de vida.

Detente, quieta.

 

         Supervisando

ese cambio

tan desformado.

 

Agua de calma

con ese espíritu

que me arrebata.

 

Agua cubierta

de esencia pura:

detente, quieta.

 

 

26. ERA UNA GOTA

 

         Una luz roja

creí, creía,

reflejó la gota.

 

         Una luz fría

miré, miraba,

me poseía.

 

         Me reflejaba

su luz más honda,

su carne de agua.

 

         Una luz roja

de lluvia fría...

Era una gota.

 

 

27. NATURALEZA MUERTA  

 

         Estuve escuchando el viento.

 No pude oír su mensaje.

Era sólo movimiento.

 

         El tiempo tiene su tiempo,

como el mar tiene su agua

y los cuerpos tienen cuerpos.

 

         Estuve escuchando el tiempo:

fue mercenario callado

de mudos recogimientos.

 

         Estuve escuchando el mar:

tañía cantos vibrantes

incluso en la oscuridad.

 

         Estuve escuchando el cuerpo:

un apócrifo sonido

desertó de mis adentros.

 

         El tiempo tiene su espacio,

como el mar tiene sus olas

y los cuerpos su sombrajo.

 

         Estuve escuchando el viento.

Estuve escuchando el mar

y a los tiempos de mi cuerpo.

 

 

28. EN LA ESPUMA DE LAS OLAS

 

         Flotando como una hoja

con movimiento ondulante

en la cresta de las olas.

 

         Así viajar sin destino

esperando nuevas olas

que me marquen los caminos.

 

 

29. EN EL MAR NO HAY CAMINOS LARGOS

        

         Bajo las aguas del mar

no hay caminos anchos

para poder caminar.

 

         Los caminos son pensados.

Así es fácil deambular

aunque uno esté cansado.

 

         De esta forma soy viajero,

sin encontrarme estorbos

en mis caminos de sueño.

 

         Voy en busca de los otros

en los caminos no hechos.

         Todavía yo ando solo,

 

bajo las aguas del mar,

donde no hay caminos largos

para poderse cansar.

 

 

30. SURTIDOR

 

         Mi esfuerzo se diluye

en creatividad

 

y el poema me surge

sin la dificultad

 

que siempre yo le tuve

a comprender la mar.