POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Prieguenses en París de la Francia
03. SAN SEBASTIÁN O DONOSTI

© Enrique Alcalá Ortiz



En la jornada siguiente,

San Sebastián esperaba.

Bella ciudad que el Cantábrico

con sus olas y su calma

fue dibujando una Concha

que todos tienen por playa.

 

Donosti nos recibió

con un chirimiri de agua

y los vascos en pandilla

con gran decisión marchaban

a coger un buen lugar

para mirar las regatas.

El monte Urgul y el Igueldo

y la isla de Santa Clara

reverdecían los ojos

al Sagrado Corazón

que bendecía sus aguas.

Entre ellos y sin impuestos

por su equipo apostaban.

 

Las calles con señorío

testimonian las moradas

de una nobleza española

que aquí veraneaba

junto al gran palacio de Ayete

donde los reyes estaban.

 

El barrio viejo es el cambio

a sus bellas panorámicas.

Los clientes entran y salen

de sus numerosas tascas

comiendo pinchos que pinchan

las más suculentas tapas,

mientras chiquitos de tinto

a los pinchos empujaban.

También vimos a devotos

que en la catedral rezaban.

El río Urumea triste

en el mar desembocaba

humedeciendo el encanto

de su plaza porticada

donde corridas de toros

hace siglos celebraban

los vecinos que aquí viven

que se llaman donostiarras.

 

Andar por el casco viejo,

es amar la patria vasca,

a pesar de esos bandidos

que se llaman los etarras;

pero dejemos las penas

y vayámonos a Francia.