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NATURALEZA.SUBBÉTICA PRIEGO. LA COLADA DE PRIEGO. (José Aumente Rubio. Córdoba)
Descripción de paisaje.
Existe una vía pecuaria que atraviesa el flanco occidental de la sierra de los Judíos que permite conocer algunos parajes interesantes desde el punto de vista arqueológico y natural restos de la torre de las cabras, que puede verse en este recorrido.
Existe un viejo camino que comunica directamente Priego de Córdoba con Castil de Campos, sin tener que dar el rodeo impuesto por el trazado de las carreteras. En realidad, se trata de una vía pecuaria, la colada de Priego a Castil de Campos, a la que corresponde una anchura de cinco metros y cuya longitud se calcula en unos siete kilómetros dentro del término municipal de Priego de Córdoba, en dirección de Suroeste a Noreste. Este camino atraviesa el flanco occidental de la sierra de los Judíos y nos permitirá conocer algunos parajes interesantes desde el punto de vista arqueológico y natural.
El camino sale de la aldea de Castil de Campos por su parte occidental, desde la esquina del campo de fútbol, y al momento se rodea de olivos que nos compañarán durante un buen tramo. En un talud próximo a un cruce de caminos veremos una capillita de ladrillo que encierra una hornacina con flores y está rematada con una cruz de hierro.
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La Torre de las Cabras
A unos 200 metros, enlazaremos con la carretera CO-8206, por la que continuamos un corto trayecto, hacia el sur, hasta que gire a la izquierda de manera brusca. Justo en la curva, sale un camino por donde continúa la vía pecuaria, que, al momento, nos llevará hasta el abrevadero de ganados del Pozo del Rey, próximo al arroyo del mismo nombre y a la Casería Aguilera, que ocupa una extensión superficial de cien metros cuadrados. Se trata de una fuente con un caño compuesta por un pilón de piedra de planta rectangular y otra pequeña pila bajo el rebose. Dispone de una pequeña área recreativa habilitada por el Ayuntamiento de Priego en el 2009. Unos cuantos chopos dan sombra a un par de mesas con sus bancos de madera.
Los terrenos que nos rodean pertenecieron a la Dehesa Boyal de Castil de Campos, de la que ya tenemos constancia de su existencia desde principios del siglo XVI, apareciendo como zona limítrofe en una compra que hizo el Marqués de Priego, Pedro Fernández de Córdoba, a Alfonso y Antón Salvatierra.
Por un camino que se desvía a la derecha, a pocos metros del abrevadero, accederemos al cerro de la Hambrona, que fue utilizado, según atestiguan los restos, como asentamiento en el Neolítico y en la Edad del Hierro por los iberos. De época Neolítica se conserva además una pintura rupestre realizada en la pared de un abrigo situado en el talud rocoso del lado oeste, conocido como cueva de la Hambrona. Se trata de una figura de un cuadrúpedo representado de manera esquemática en color rojo.
La altura a la que se sitúa la fortificación, de 766 metros, le permite controlar una amplia zona de territorio al Norte y al Oeste del cerro, en las que las cotas son más bajas, y estaría en consonancia con el carácter de frontera que tiene esta zona en el período ibérico, situación que se repetiría en épocas posteriores. En principio, no parece existir continuación del recinto con la romanización, como sucede en otras fortificaciones, al menos no se atestiguan restos de cerámica u otro tipo de material que pudiera confirmarlo. En cambio, sí se encuentran numerosos fragmentos de cerámica ibérica común, así como pintada.
El recinto consta de dos anillos de muralla más una fortificación rectangular en la parte más alta del cerro. Es peculiar la disposición en talud de los muros de defensa inferiores, que están apoyados sobre los cortes del montículo, y con una fábrica de piedra caliza en mampostería de mediano tamaño. De estos muros se conserva una altura aproximada de entre 1,5 metros y 2 metros.
De vuelta al camino de Priego a Castil de Campos, llegaremos a la dolina de cueva honda, típica formación kárstica del relieve calizo. Es de estructura casi circular, y se sitúa en el borde de otra dolina mucho mayor y rectangular que hace unos ochenta años solía inundarse dando lugar a la laguna de Cueva Honda, razón por la cual estos terrenos han permanecido hasta hace poco sin olivos.
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