José Alcalá-Zamora y Queipo de Llano
(Santander)
Por fin vuelvo al Adarve, donde Priego
s e asoma al valle de su Vega y río;
voy recorriendo el décalo sombrío
de una calleja hurtada al sol de fuego.
Pesa el calor de agosto mientras llego,
por en medio del blanco caserío,
hasta el balcón de peñascal bravío
que atalaya el paisaje y da sosiego,
El valle es un triángulo entre sierras
que unen riscos al fondo, en la Angostura,
bajo la torre mora de cien guerras.
Y los cerros, rojizos o blancares,
hacia el río y las huertas de la hondura,
descienden en hileras de olivares.