Con motivo de una becerrada benéfica celebrada en 1910
Quien quiera hacer un servicio
honrando este beneficio
vaya a la plaza deprisa
que en cambio del sacrificio
ha de reventar de risa.
Gran animación verán
pues marchando en procesión
hay más de una Comisión
que a sacrificarse van
en aras de la afición.
Que para venir, la Ley
no da traba o cortapisa,
aligeren, dense prisa
los chicos de Carcabuey
porque Priego les avisa.
Allí habrá una sucursal
del arroyo del Rihuelo,
que si tiene algún Frascuelo
ropa blanca que lavar,
que se la laven al pelo.
Habrá que ver torear
y las cintas recoger
a chicos de este lugar.
(Algunos van a perder,
hasta su modo de andar).
Queda prohibido poné
banderillas de candela
porque si queman la re
Francisco se la traguela
sin decir questé comer.
No entrará a la plaza ese día
sin dar antes el dinero
ni el picador, ni el torero,
ni el Jefe de Policía,
ni el guardia ni el barrendero.
Para acabar de una vez
diremos que aquella tarde
no va a la Plaza de balde
ni el boticario ni el juez,
ni el teniente, ni el alcalde.
La música, (que no es rana),
dará también mucho alivio
tocando alguna Para na,
pues el chico de Toribio
por dirigir nada gana.
Aquí termina el programa
que anuncia una maravilla
echad, pues mucha mojama
y bastante manzanilla.