Eduardo Calderón
(De Alcaudete)
Adarve sobre el paisaje
se emborracha de distancias
la luna besaba a Priego
que por Adarve volcaba
sueños de espumas prendidas
a valles y lontananzas.
Lloraba el agua en las fuentes
con voces de enamorada
el agua bajo la Virgen
iba naciendo, rezando
el olivar meditaba
filosofías en su calma
en el blancor de las casas
Priego nacía de nácar
y en los patios las sonrisas
encajes y filigranas
formaban con sus mujeres
un relicario de plata.