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SONETOS A PRIEGO
José García del Prado y Ruibérriz de Torres evoca melancólicamente la ciudad de Priego y los patios.
© JOSÉ GARCÍA DEL PRADO Y RUIBÉRRIZ DE TORRES
A mi mujer: Amparo.
I
Melancolía
De tu imagen, Priego, en lontananza,
tu imagen mi recuerdo ama y cuida
que a mi carne injertaste nueva vida,
¡nueva vida de amor y de esperanza!
Desde tu adarve, punta de la lanza
que abrió en mi corazón tan dulce herida,
de la vida recuerdo la estela ida...,
¡trae la brisa rumores de añoranza!
Esos rumores que fueron sonidos
de risas y palabras -en un día-,
hoy resuenan lejanos en mis oídos...
Mientras el viento con su trompetería
canta el himno de amor a los días idos,
yo, quedo envuelto.., en la melancolía.
II
¡AQUEL PATIO!
Amparo.
¡Oh claustro de verdor y de blancura,
donde la fuente canta sus cantares!;
¡corazón recóndito de los lares,
preñado de silencio y de hermosura!
Allí, donde el jazmín trepa a la altura
y los geranios tienen sus altares,
la abeja liba y a sus abejares
lleva, del jazmín, ¡toda su dulzura!
Allí, ¡oh patio hecho ya memoria!,
vagarán mis recuerdos dulcemente,
traídos por mi nostalgia hecha noria,
con el frescor del agua de tu fuente.
¡No, no morirás!; que eres Historia...,
¡y yo te llevaré sobre mi frente!
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