II
PRIEGO DE CÓRDOBA
GRITO blanco de Dios, quién te cantara
hasta romper la piedra de tu Fuente.
¡Oh, Priego abierto al aire, y como frente
la flor que da tu Adarve henchida y clara!
A tus torres la sombra se dispara
como si te creciera de repente.
Pueblo de luz barroca que presiente
que el tiempo del amor se le declara.
Vuelve los ojos, Priego estremecido
por cada campanada, y su latido
te acoja firme al arco de su seno.
La plata en tu olivar su lumbre cierra
cuando tú te arrodillas en la tierra
para que te bendiga el Nazareno.
MEDINA BAHIGA
(Priego de Córdoba)
Para Antonio Mérida
Los Arcanos, se mueven por tus cales,
pueblo del llanto en aras verdecido;
a mi retina inundas cuando sales
de tu muralla y de tu Sol dormido.
Dame tu pan de espesos manantiales,
tu cabello de mapa estremecido;
dame tu lengua tibia de cristales
y el oro de tus piedras si me olvido.
Fuente de mi estatura, mármol quieto,
a mis ojos sin brújula sujeto,
sangre de los zumaques persignados,
cuando Agosto te quema su agrio cisco
con su calor de muerte, y mis pecados
bendice un Nazareno en San Francisco.
(2005)