© Enrique Alcalá Ortiz
l segundo de nuestros poetas es un sacerdote, relacionado íntimamente con Carlos Valverde López puesto que era su primo. Éste le mandará algunos de los libros que iba editando y con motivo de sus bodas de plata como sacerdote le hará un hermoso romance.
José Serrano Aguilera nace en Priego (Córdoba) el 5 de julio de 1886. Con apenas doce años ingresa en el Seminario Conciliar de San Pelagio de Córdoba, destacando desde el primer momento como alumno aplicado sobre todo en el área de las letras. Ordenado sacerdote por el obispo José Pozuelo Herrero, su primera misa la celebra en la parroquia de la Asunción de Priego el día de Reyes de 1911. Obtiene su primer destino como coadjutor en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Córdoba, regentada por su prestigioso tío Antonio Aguilera Jiménez. A la muerte de éste, es trasladado a la parroquia de San Miguel para que siga formándose bajo la dirección del párroco Miguel Blanco Moreno. Considerado ya con madurez suficiente, en 1915 es destinado a Iznájar donde lucha tenazmente con el desarraigo cristiano de muchos de sus habitantes y el brote de una secta espiritista.
En el concurso de parroquias celebrado en 1918 consigue en propiedad la de Espejo (Córdoba.) Con la ayuda de la Duquesa de Osuna funda las Escuelas Católicas, colabora con el Sindicato Católico y mantiene encendidas disputas y combates con los socialistas. Allí ejerció su ministerio hasta la llegada de la República. En los sucesos de mayo de 1931, para evitar un peligro de amenaza huyó disfrazado y se refugió en Priego, hasta que en 1932 es destinado a la parroquia de San Lorenzo donde ejerció su ministerio hasta su jubilación en 1950. A pesar de su estado de salud, durante nueve años, estuvo dedicado a labor de confesionario y de consejo, así como a la actividad cofradiera y reparación de iglesias, destacando la labor llevada en la iglesia de la Aurora.
Ya en los últimos años de su vida, ayudado por el entonces director de semanario Adarve, José Luis Gámiz Valverde, va recopilando sus escritos en prosa y verso que empezó a componer y publicar desde sus años de seminarista, con el deseo de que sirvieran de santo provecho a sus lectores. Un año después de su muerte, en 1960, su publicó toda su obra poética en un libro titulado ?Hacia Dios?.
De estructura clásica en la mayoría de sus composiciones, fue un maestro consumado del soneto, en muchas de ellas se impregna del sabor popular del costumbrismo de Gabriel y Galán, retratando con magistral pluma la vida rural y el habla de los cortijeros.
Considerando su temática, su obra la podemos dividir en dos grandes apartados: tema profano y religioso. Dentro del tema profano las hay descriptivas, dedicadas Espejo, Córdoba y Priego, a personajes, sucesos o a los meses del año, no faltando algunas de contenido político como la que critica duramente los desmanes republicanos.
Las de tema religioso son las más abundantes, dedicadas a diferentes celebraciones religiosas, a numerosos santos, sonetos a Jesucristo, destacando de una manera especial las de tema mariano en sus diferentes advocaciones: Araceli, Dolores, Carmen, Soledad, Mayor Dolor, Fátima, Carmelo, Aurora, Linares, a las que dedica odas, coplas, himnos, saetas, plegarias, invocaciones, ruegos, oraciones y como no podía faltar al dogma de la Purísima Concepción.