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SONETO A PRIEGO Y CANCIÓN A LA FUENTE
La profesora Rosario Aguayo sueña con Priego y su Fuente del Rey.
ROSARIO AGUAYO H.
SONETO A PRIEGO
Soñé, un día yo, breve recinto
recubierto de rosas y cristales.
Alcázar de los dioses, oh distinto,
de otras fortalezas inmortales...
Dedal de plata entre picudas sierras.
Páramo vertical, limpio y florido.
Cumbre de sueños, ebrios de nobleza,
donde el humano vientre hace su nido.
Y lo hallé. ¡Oh diosa! ¡Oh privilegio!,
cual cúmulo pequeño de azahares,
reposando al Adarve su antepecho?
Su saeta alcanzóme y hoy la llevo
clavada para siempre sobre el alma:
¡una visión de luz, llamada Priego!
CANCION A LA FUENTE
Conozco un valle
dentro del pueblo,
donde una fuente
canta con voz mansa
pausados versos.
Dícenle, -dicen ?
Fuente del Rey.
Neptuno vela
-cristal es ley-
nereidas juegan...
Y mascarones,
-cuarenta- pintan
de blanca luna
las claras aguas
y sus espumas.
Un león bravo,
-no fiero el gesto-
mira hacia el carro
en cual Anfitrite
va con su amado.
Recias murallas
de verdes hojas
siembran estrellas
de plata y sombra
en torno a ella...
... Vienen del Carmen,
va, repicando,
mar de campanas
-garza llamada-
en sones largos...
Por un momento,
-capricho puede
de la armonía-
la paz del agua
nace en las gentes.
Pues, cristalizan
rumor de chorros,
charlas de viejos,
gritos de niños...
¡Un solo eco!
Y son las rosas
crepusculares,
tiernos matices,
limpios cristales
que el viento eleva.
Sobre las casas
que siempre miran
-áurea corona-
desde la loma
las frescas aguas.
¡Dícenle, -dicen- Fuente del Rey...!
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