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PRIEGO DE LA TIÑOSA
La Tiñosa, la Cubé, Adarve, torre de la Asunción, Castillo y al presidente Niceto Alcalá-Zamora son los temas de Enrique Alcalá Ortiz.
ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ
PRIEGO DE LA TIÑOSA
I
Priego de la Tiñosa
blanquea su agua,
porque una niña
se le acercaba.
Ya es gran obra,
porque dentro sus tierras
tiene y le sobra.
Priego de erectas torres:
de la Asunción,
San Francisco, el Carmen,
San Juan de Dios.
Cortan el cielo,
sus campanas repican
con voz de trueno.
Priego con sus Adarves
se defendía
de moros y cristianos
según la habían.
Ya no hay defensa
pues está abierta a todos
que quieran verla.
II
Este pueblo andaluz
tiene mil duendes
que disfrutan la vida
dentro las fuentes.
En la Milana
vive el más travieso,
el de más fama.
Cuando aparece
todos andan deprisa
y van a verle.
III
Si me voy del pueblo
siempre lo añoro.
En ninguna parte hallo
buen acomodo.
Para vivirlo,
que no quiero soñarlo,
sino sentirlo.
Me dan paisajes,
pero yo siempre veo
el que me traje.
Y de esta forma
contemplo a mi pueblo
a todas horas.
¿Soy visionario?
Si el pueblo me estremece
será por algo.
¿Casi fanático?
Se hace dogma el silencio
al contemplarlo.
IV
Blancas nubes, blancas,
blancas de luna,
muros de piedra y cal:
casas morunas.
De Andalucía.
De las blancas paredes:
luz encendida.
Ay de ti Villa,
blanca de cal blanca:
¡te poseería!
Te haría calles
blancas, de nieve blanca,
con negro herraje.
A LA CUBÉ
Delfín que apareces inesperado
en un mar de vides embriagadoras,
nido y refugio de aves voladoras,
corcova del enjuto río Salado.
Columna que de basta se ha quebrado
buscando las tespíades que adoras.
¡Oh Cubé!, rincón de agradables horas,
peña ufana, recital recatado.
Empapado empeltre de los lugares
bucólicos que te ornan. Todo un mundo
de gracejo cuelga tu gran portento.
Vinculo si te nombro los soñares
del venero que brota del profundo
suelo que nace y muere en un momento.
AL ADARVE
A la familia Muñoz Ordóñez
Lenitivo y rocoso acantilado,
impávido patrón de fortaleza,
rompiente tajo ufano de belleza,
dique sin alas que abate encantado
cercanos huertos. Valle recamado
donde ocaso se pierde y albor empieza,
donde dormita y entra limpia terneza
por los mil barrotes de tu enrejado.
Cara al levante, mirador ventana,
en la ese ondulante de tus balcones
el viajero andante sabe que sueñas:
con las ricas cadencias de un mañana,
violín que siembra viejas ilusiones
en la carne de piedra de tus peñas.
A LA TORRE DE LA ASUNCION
Florete sin punta, de cuatro lados,
busto descabezado y sin semblantes,
sin tímpano, ni faz, sin arbotantes
de álamos, que te sirvan de cayados.
Fuste sin basa, liso, sin rayados,
campanario en llamadas incesantes.
Pétreo pilar. Cubo de brillantes
tramos interiores espiralados.
Espectroscopio que escruta a un lucero
corredizo en la tupida espesura,
columna estirada, porte ligero.
¡Oh, bloque prismático, si figura;
si navegante, mástil altanero!
¡Cuánto impresiona tu bella hermosura!
AL CASTILLO
¡Oh castillo, fortaleza en El Llano,
entre casas levantas empinado
tu cabeza de guerrero cristiano,
torre que otea un imperio acabado!
Es tu risa de centurión romano,
muro eterno, pilar fortificado
sobre los lomos de un venado arcano
que te lleva -y lo sabe-, en su costado.
Coges misterios en tu inmensidad
soberana -movimiento armonioso-,
que tu imagen lleva a la eternidad.
¡Oh, supremo prodigio silencioso,
inefable acierto de amenidad,
abismo en el cielo, destino hermoso!
PRESIDENTE
A don Niceto Alcalá-Zamora
Prieguense, cuando alguien Priego te miente,
en momentos que a un hombre se añora,
un nombre, Niceto Alcalá-Zamora,
brotará al fin, porque fue Presidente.
Su voz de gigante, era un torrente
que llenaba el viento con su aurora;
su gobierno, una lucha soñadora
que buscaba el bienestar de su gente.
Si política le dio otras riberas
y otro pueblo supo de su cuidado,
hoy su imagen no tiene ya fronteras
de este hijo insigne, en su ciudad, amado,
que en su época alumbró entendederas
de buen hacer, de ciencia y de abogado.
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