El grupo espeleológico G40 de Priego ha tomado parte en los trabajos realizados en la Serranía de Ronda, donde han hallado uno de los yacimientos paleolíticos más importantes.
Integrados en el equipo interdisciplinar del denominado Proyecto Kuretes, varios componentes del grupo espeleológico G40 de Priego de Córdoba ha participado, junto a espeleólogos cordobeses, técnicos en actuaciones arqueológicas de campo y 22 investigadores de universidades de España, Francia e Italia, en varias prospecciones y excavaciones llevadas a cabo en la Serranía de Ronda.
La primera intervención se llevó a cabo en la cueva del Higueral-Guardia, enclavada en el Parque Natural de Los Alcornocales, dentro del término municipal de Cortes de la Frontera (Málaga), tras la cual se valoró esta cavidad como uno de los uno de los yacimientos solutrenses más importantes de la Península Ibérica y tal vez de toda Europa, según apuntan Javier Baena Preysler, catedrático de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid y codirector del proyecto junto con Antonio Morgado Rodríguez y José Antonio Lozano Rodríguez, ambos de la Universidad de Granada. Según estos, el interés de la cavidad radica en las posibilidades que ésta presenta a la hora de estudiar la relación entre los últimos neandertales y los primeros sapiens en España.
Para sorpresa del equipo del Proyecto Kuretes, los estratos más profundos de la cueva del Higueral-Guardia están intactos, encontrándose en ellos restos musterienses que prueban la presencia de neandertales en esta gruta malagueña.
En lo que se refiere al cometido específico del G40, éste se ha centrado en la adecuación del acceso a la cavidad y su topografía espeleológica, como paso previo a la posterior planimetría arqueológica de los distintos sondeos. También se fracturó para su retirada del lugar de la intervención arqueológica un gran bloque pétreo y se colaboró en el traslado a la cueva de todos los pertrechos necesarios para la intendencia de los trabajos. Al estar ubicada en la subida de un karst muy evolucionado y, por lo tanto, muy erosionado, la aproximación diaria a ella se podría considerar cuando menos como "penosa". Para ello se colocaron varias cuerdas como "líneas de vida" adecuándose diversos elementos como escaleras improvisadas en los lugares de mayor peligro potencial. Asimismo, se colocó una tirolina para evacuar la tierra extraída para estudio de la zona más vertical de la bajada.
Con toda seguridad, los frutos de esta colaboración entre Espeleología y Arqueología prehistórica se verán plasmados en futuras publicaciones científicas.
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