Priego. En este paraje se localiza uno de los yacimientos arqueológicos andalusíes más importantes del municipio.
Sierra Leones es una pequeña sierra cercana a Priego, bastante desconocida, pero que encierra un gran interés natural y arqueológico. Se trata de un farallón montañoso dispuesto de norte a sur, entre el río Salado -que la rodea por el este y excava un bonito desfiladero en su extremo norte, cerca de la aldea del Tarajal- y algunos arroyos tributarios del río Zagrilla, que la circundan por el oeste. De no más de tres kilómetros de longitud, sus crestas más elevadas se sitúan por encima de los 750 metros de altitud, y su cota más encumbrada, en el extremo sur y al norte del cerrillo Carpintero, alcanza los 804 metros sobre el nivel del mar.
En esta sierra podemos encontrar atractivas formaciones del modelado kárstico sobre calizas (dolinas, desfiladeros fluviales, cuevas, etcétera), una gran variedad de especies de plantas, algunas de ellas endémicas; y especies de fauna muy interesantes (se suelen ver águilas perdiceras, búhos reales y, con mucha suerte, alguna cabra montés errática).
En la ladera oeste de esta sierra se conserva una buena representación de bosque mediterráneo, acorralado por los cultivos de olivo que le van comiendo el terreno paulatinamente, mientras que en la ladera este hacen lo propio los cultivos de almendros. La cumbre de Sierra Leones está semiaplanada, delimitada por dos crestas de dolomías masivas y calizas del Lías, que la recorren en sentido norte a sur. Y en ella encontramos tres grandes dolinas, bien diferenciadas, amplias y con gran nivel de hundimiento, que por su disposición dan la impresión de estar en el interior de una gran cáscara de nuez. Una pequeña joya geológica que, sin embargo, ha quedado fuera del Geoparque de las Sierras Subbéticas.
En Sierra Leones se localiza también uno de los yacimientos arqueológicos andalusíes más importantes de Priego de Córdoba. De hecho, según la arqueóloga y profesora de historia Encarnación Cano Montoro, el topónimo «Leones» puede derivar casi con total seguridad de uyun, plural de ayn, fuente o nacimiento de agua en árabe, pasando a dar nombre a la sierra al completo. Sin embargo, si de algo escasea la sierra es de fuentes, a excepción de un manantial que mana justo a los pies de la montaña por el lado noroeste, dentro del conocido cortijo Leones. Tal vez esta fuente, y debido a la ausencia de otros manantiales en todo el macizo, es la que diera denominación al conjunto de la sierra.
Como es sabido, entre los años 880 y 912 se produce en al-Andalus una revuelta muladí, encabezada por el guerrillero andalusí de origen hispano-godo Umar ibn Hafsun, de importantes consecuencias para el poder omeya de Córdoba. La región se divide en «señoríos» que, al decir de algunos investigadores, produjeron una casi feudalización de al-Andalus.
En algunos espolones montañosos, como éste de Sierra Leones, se organizaron algunos de estos núcleos rebeldes. El registro arqueológico andalusí del yacimiento ha aportado diversos materiales encuadrables entre el siglo IX y el siglo X, destacando algunos que demuestran la continuidad del poblamiento en el lugar, una vez que se consiguió reducir a los insurrectos por parte del estado, pasando entonces a convertirse en fortaleza o hisn estatal.
Presenta una estupenda defensa natural al encontrarse ubicado en un relieve escarpado rodeado por casi todo su contorno por tajos y fuertes desniveles. El hábitat emiral no fue, sin embargo, el primero en instalarse en el lugar, pues el registro arqueológico que se encuentra en el yacimiento es de los más variados, teniendo huellas desde la Prehistoria reciente hasta los períodos ibérico, romano y antigüedad tardía. De hecho, el yacimiento emiral debió utilizar la muralla de un oppidum anterior.
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