La calle Belén es como la lanzadera del barrio en el tejido de sus vías. Va de un extremo a otro, dando de mano a cuatro calles: San Luis, Enmedio Huerta Palacio, Molinos y Ribera de Molinos. Para corretear por el barrio, hay que pasar por Belén o tenerla como observadora. Su trazado recto, como una regla de escolar, indica lo moderno de su construcción, en comparación con
Colocados en la casa de la hornacina de
En la esquina de la calle Molinos, y en parte de ella, estaba la vivienda de Polonio. Ésta tenía un gran corralón para guardar animales. Polonio se dedicaba a la compraventa de ganado. Su negocio consistía en ir de feria en feria, traficando con animales. Sobre todo, mulos, burros y caballos. Se veían los hatos trotar precipitadamente por la calle camino de las cuadras o Cuesta arriba, libres de aparejos y bridas que le entorpecieran la marcha. Su caminar en manadas hacía retumbar el suelo como si de un terremoto se tratara. Este negocio le debía ir bien, porque en el barrio era uno de los que más dinero movía. Recordaré que cuando se casó una de sus hijas, la boda rompió todos los moldes de derroche habituales. Fue lo que se llama "una boda soná", incluso a los chavales que estábamos mirando en la calle nos dieron comida, aquello era un lujo inaudito. Con todo, fue mucho menos de las que hoy celebra todo el mundo.
Unos pasos más adelante, pero en la otra acera, existía otro negocio parecido. Era el corralón de Manolo, así llamado por el nombre de su propietario y para asombro del tiempo, aunque está jubilado, un hijo adoptivo suyo sigue con el negocio. También compraba, criaba y vendía animales. Pero era ganado de cerda o lanar, sobre todo, porque era carnicero, y en el corralón esperaban hasta que les llegaba el turno del sacrificio y el tiempo de las chuletas fabricadas en el matadero que se encontraba a unos pasos.
El resto de vecinos estaba formado por jubilados o campesinos, hortelanos casi todos, dedicados a estas faenas artesanales, ya casi desaparecidas o a punto de desaparecer, porque solamente se dedican muy pocas personas mayores y ningún joven para continuar con unas labores y métodos ya arcaicos y poco productivos.