J. C. V.
Ninguno, es sabido, te adelanta,
barrio noble y tranquilo de
a exhibirse con tanta maravilla,
a cubrirse con alegría tanta.
Este Día te inflama en dicha santa
el paso de
y te gozas velando la semilla
de la fe- que en tus hijos se levanta.
Pero un día no fuiste consolada,
pues no viste al Amor de los amores
en triunfo por tus calles desfilando.
Hoy te veo transida, desolada,
abatida de amargos sinsabores,
a solas tu desgracia recordando[1].
[1] Adarve, 8-7-1962. Año XI. Número 510. Página 6.