SACRAMENTO RODRÍGUEZ CARRILLO
CANTO A MI PUEBLO ANDALUZ
Canto a mi pueblo andaluz,
a sus tierras y a sus gentes,
y a sus campesinos valientes
que luchan por ver la luz.
Canto al pozo y al panal,
a los trigales y trillos,
abejas y pajarillos,
al olivo y al pinar.
Al arado que su reja
el surco va señalando
y al grano lo va encauzando,
s in dar la mínima queja.
Al hontanar soñador
y al cristalino riachuelo,
al alegre regatuelo
lleno de encanto y sabor.
Al cabrerillo que va
conduciendo a su ganado,
con abarca y remendado,
y siempre el saludo da.
Al cortijo que blanquea
entre colina y colina,
en alero: golondrina;
botijo y silla de anea.
A paloma mensajera
que su vuelo ha abandonado,
a su nido triste, helado...
sin ilusión, ni quimera.
A la escuela derruida
que ayer alegró la aldea
y que hoy la muerte rodea
acabando culta vida.
Canto a
que se mira en río Salado,
a su enverdecido prado,
a su cerezo y nogal.
Y a sufridas aldeanas,
por todos casi olvidadas,
que con manos sarmentadas
cultivan vastas besanas.
Canto a una sencilla tierra,
a su cielo, a sus colores,
y a los sus muchos valores
que de extremo a extremo encierra.
DESDE EL BALCÓN DEL ADARVE
Desde el balcón del Adarve
te vi en
regar con sudor los surcos
que dan sabroso el pan.
?
Monumento señorial
es nuestra Fuente del Rey
ricas por sus claras aguas
y por su Neptuno Rey.
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En el barrio de
hay flores muy descontentas
porque dicen que ayer vieron
a unos gamberros con piedras.
¡Pobres flores,
que viendo a los gamberros
se descomponen!...
?
En el barrio de
las flores están contentas
por ser el barrio más limpio
y de callejas más frescas.
?
Es la calle los Jazmines
la más estrecha de Priego;
no se cae ningún borracho
aunque destaque en pequeño.
?
Es la plaza San Antonio
rincón digno de ver
por su blancura, sus flores,
sus piedras, su placidez.
?
Nuestra iglesia de
es un bello monumento
que no aparenta por fuera
lo que reluce por dentro.
?
Por
pasean dos viejas
y al ver tantas caricias
quedan perplejas.
Y es que
gusta mucho a los novios
por su paisaje?
?
Siempre que puedas
asómate al Adarve,
quita tristezas.
Sí, quita tristezas,
Niña, quita tristezas
y vienen alegrías
de frescas huertas.
Por eso, niña,
asómate al Adarve
siempre que puedas.
?
Si subes a
verás las tierras de Priego
más hermosas todavía:
¡estás muy cerca del cielo!
?
pequeña, pero importante,
bonita cual clavellina
fresca de esbelto paisaje.
?
En la ribera del río
que se introduce en
estoy esperando triste,
por más que espero no llega.
?
Por su blancura y sus aguas
se destaca nuestro pueblo,
por su terreno quebrado
por sus grandes monumentos.
?
¡Qué terreno más hermoso
tiene mi pueblo, que es Priego!
¡Qué olivares y qué huertas
bajo un añilado cielo!
?
El Duende de
es un duende muy querido
por los viejos y las viejas
por las niñas y los niños.
?
Tiene Priego un Calvario
alto, muy alto,
donde va el Nazareno
el Viernes Santo.
Con los hornazos
esperamos contentos
que mueva el brazo.
Cuando lo mueve, ¡ay madre!
cuando lo mueve,
un sepulcral silencio
todo lo envuelve.
?
Desde
bañarte en el río Salado,
sentí celos de sus aguas
y de sus claros guijarros.
?
Por la cuesta de
iban dos burros diciendo:
no queremos tanta paja
que se la coman los dueños.
A LOS NARANJOS DE
Una calle muy ancha
de gríseos acerados,
y naranjos en flor
bajo un azul violáceo,
me evocan los recuerdos
de un ayer ya esfumado.
¡Quién os volviera a ver
vuestro cuerpo esmaltado
por blancura y aroma
en este bello barrio,
y asirme a vuestro gozo
de una rosa casi blanco
que renace ilusiones
perdidas por el llanto.
Mis sentires os lanzo,
naranjos, anegados
de radiante candor
y de sutil encanto.
¡Hoy, teneros quisiera
muy cerca de mi mano!
A UN CORTIJO DE
Ensimismado y nostálgico,
en un prolongado sueño,
te vi ayer cuando pasaba
por tu camino desierto.
Y tú no te dabas cuenta,
¡mi cortijo triste y viejo!
Ya mis manos no vibraban
en tu soñoliento cuerpo.
Mas mi alma, sí, temblaba
abrumada por el eco
de los suspiros dolientes
del surtidor solo y yerto;
de las paredes parduscas
flageladas por el viento;
y de las rejas caídas
y del solitario alero
donde ayer forjaron nidos
las caricias y los besos;
y de tus árboles mustios,
por soledad y sufrimiento,
sin albergar en sus ramas
trino de pájaros nuevos.
Quizás más triste que tú
y arropada por el miedo
que me infundiste al verte,
¡mi cortijo triste y viejo!,
Mis lágrimas horadaron
el polvoriento sendero
A PRIEGO
Mi eterna gratitud a un pueblo austero
porque sabe donarme, con amor;
su riqueza, su ciencia, su esplendor
que un día apreciará el orbe entero.
Mi eterna gratitud a aquel herrero
que supo, con ingenio y con primor,
forjar balcones y rejas con su ardor;
¡qué trabajo más bello y más certero!
Y aquel gran escultor que con su arte
hizo barroco digno de alabanza,
sabiendo engalanar sagrado templo;
Dios en su obra se tomó gran parte.
Hoy, a sus pies, mi pluma versos lanza
por sus muchos tesoros que contemplo.
A PRIEGO (II)
Bajo un manto añilado te cobijas
mirando erguido al cielo que te hizo
al lugar más soñado y más divino,
de esta nuestra gallarda Andalucía.
El blancor de tu cuerpo desafía
a nívea nieve que aparece en la cumbre,
y un placer en el alma le produce
al que clava en tu ser pupila fija.
¡Oh, mi Priego! Joyel digno de espanto
que fundes juntos el saber y el arte,
rezumando sabor, paz y raigambre
por todos tus bellísimos costados.
Lugar donde las aguas abundantes
elevan sus cantatas, a diario,
al emporio que, con sus puras manos,
desgarró de su ser esta tu carne,
¡dejándote caer al sur de España,
tú, mi pueblo: un cielo palpitante!
YO NO SÉ LO QUE TIENE
Para dar alivio a mis penas
que me parte la frente y el alma,
me he quedado mirando a la luna
a través de las finas acacias.
Juan Ramón Jiménez
Yo no sé que tiene
cuando extiendo la vista y lo miro,
que aletea de gozo mi alma
y el dolor se me hace más tibio.
¿Qué será?, ¿qué será?, ¿será magia
o tal vez mis destellos divinos?
Lo que sé es que a mi cuerpo conforta
cuando se encuentra cansado, dolido?
¿Qué será lo que existe en su entorno
que da vida y transforma el sentido?
¿Será Dios que en su seno se esconde
y me mira en cuanto lo miro?
Algo extraño tendrán esos campos,
que a través de sus hierros diviso,
con sus huertas y casas tan blancas
que se yerguen, y miran al río.
¿Qué será lo que tiene
mirador tan esbelto y altivo,
que da luz a mi oscura tiniebla
y me allana el abrupto camino?
Es ingente mi amor al Adarve;
¡qué hay que ver lo que hace conmigo:
mitigarme las penas que peno?
confortando mi cuerpo aterido!
EL BAJONDILLO
(Calleja del Barrio de
Absoluta estrechez edificada,
abrazo perenal de alero y tejas
corroídas, estáticas, añejas
en armonía de ocres, concertada.
Redonda limpidez desparramada,
aroma en arco-iris de sus rejas,
similitud, albor, gracia a madejas
que irrumpe hacia
Mirador que detiene la mirada
sobre el verdor de la altitud perenne
donde la paz se erige y se hace capa.
Morada de jazmín cristalizada,
enjundia de rumor viejo y solemne